Anekke


· La mujer en el billete de 10 dólares ·
Aquella cara me resultaba familiar. Me paré en mitad de la calle a observarla entre mis manos, sin saber que aquel billete era mucho más que una moneda de cambio: era un pedacito de revolución, una invitación a luchar por lo que creo, un sueño hecho realidad.
La ciudad de Halifax me invitaba a leer entre sus líneas. Y entonces, alguien me contó su historia. La de aquella mujer que jamás soñó con nada más que con la libertad y la igualdad. La de aquella película en la que una butaca en un cine lo cambió todo. La de su fuerza, su valentía, de cómo se hizo un pequeño lugar en el mundo.
Descubrí tras aquel pedazo de papel un valor incalculable. Una historia de superación, un mensaje de empoderamiento que no entiende de razas o colores. Un ejemplo a seguir.
Porque si lo que te rodea no es justo, cámbialo. Si te caes siete veces, levántate ocho. Porque tu voz puede cambiar el mundo.
Porque esa mujer en el billete de 10 dólares también soy yo, eres tú, es Viola Desmond.
Porque el mundo es de los valientes.
¡Lucha por lo que crees!
· La llamada del bosque ·
La llegada de la luz dibujó un extenso reflejo sobre el agua, donde las montañas y los árboles se volvían infinitos. Un instante eterno donde todos los azules, verdes, grises y ocres se pintaban para siempre en mis recuerdos. Y, de repente, una gota sobre un lago rompió la calma, extendiendo su efecto sobre la frondosa arboleda, dejándome ver la naturaleza desnuda, plagada de hojas de arce.
Hojas de cientos de colores, naturaleza viva en plena expresión, animales salvajes… todo campaba a sus anchas sin rendirle cuentas a nadie de su libertad.
Descubrí a un alce mirándome desde la otra orilla, como si tratase de leer mi interior, como yo hacía con él. Su belleza me asombró, me sobrecogió. Caminaba majestuoso, exhibiendo su hermosura sin ser consciente de ella. En ese instante me sentí pequeña, como una mota de polvo de estrellas que viaja para sentir, para ser libre. La mirada de aquel animal me hizo sentir su fiereza. Una conexión inexplicable que me recordó la importancia de escuchar a nuestro lado más salvaje, pero también más humano.
Y decidí recordarme cada día seguir a mi corazón. Respetar y exigir respeto. Seguir disfrutando de la belleza de las cosas desnudas, desprovistas de filtros o voluntades, que no necesitan más que su razón de ser para ser maravillosas.
Así, mi espíritu nómada volvió a latir. Porque la voz del bosque había vuelto a mostrarme de qué está hecha la vida. Y porque un pedacito de Canadá iría siempre conmigo.
Y ahora, shhhh….
Escucha lo que el bosque tiene que contarte.


Anekke Ecofriendly
Los productos de Anekke están hechos con materiales respetuosos con el medioambiente.